7/3/09

CORRUPCION Y DEMOCRACIA.


Algunos hemos defendido desde hace tiempo la democracia interna en los partidos políticos. Sin embargo, aceptar que nos encontramos en un sistema democrático (concepto hiperónimo al de democrácia interna) y negar que existe una democracia interna nos lleva a una contradicción:¿cómo es posible que un partido político cuya legitimidad surge de la propia constitución no sea en su propio funcionamiento democrático?¿Cómo defender la democracia y participar de ella sin ser democráticos?
Cualquier miembro de un partido político desmentiría eso con argumentos de todo tipo basándose precisamente en la historia de la democracia, las elecciones y la legitimidad que dan las elecciones. Es cierto que los partidos políticos son instrumento de representación.Sin embargo, para representar hay que representar algo y ese algo es la voluntad de los representados. Pero si la democracia es un sistema participativo sin participantes se convierten en un continente sin contenido político. Me refiero que la abstención en unas elecciones de cualquier tipo cada vez se ve más acentuada. ¿Cuál es el motivo? El motivo realmente son los motivos. Entre ellos la tibieza con la que actúan los políticos tras ganar unas elecciones. Cuando está en la oposición el partido se radicaliza en sus posiciones y asume discursos de colectivos ciudadanos. Sin embargo, cuando se trata de gobernar...
El partido político como instrumento de representación es decadente.No obedece a las necesidades de un mundo globalizado social. Debemos tender a una democracia participativa donde el ciudadano se convierta en dueño del poder que delega.
La corrupción política es un problema de todos, porque afecta a los cimientos de la convivencia dentro del marco constitucional. Si se pierde la confianza en los poderes públicos podemos llegar a la insumisión ciudadana, hecho que quedaría justificado si miráramos hacia el Leviathan de Hobbes. Un representante que no garantiza la sanidad pública, la educación pública, la seguridad, la justicia, la equidad e igualdad de oportunidades, etc. se convierte en una clase privilegiada, pero jamás en un representante legítimo del ciudadano.
La corrupción del PP es nuestra corrupción.


Manuel de la Cruz Recio.
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